ALFRED HITCHCOCK "El rey del suspenso"

Hitchcock, el rey del suspenso Alfred Hitchcock y sus aportaciones creativas

Decía que el público era un gran instrumento que el cineasta podía tocar a su antojo. Daba gran importancia al subconsciente de los espectadores y efectos subliminales. Hitchcock definía el suspense en una entrevista para televisión: «supóngase usted, le decía al entrevistador, que los espectadores han visto, antes de que usted y yo nos sentáramos, que un terrorista ha colocado una bomba debajo de esta mesa. Mientras nosotros hablamos tranquilamente de fútbol, ellos estarán solamente pensando cuándo explorará la bomba.
El suspende es la sensación que tiene el espectador de que está en posesión de una información que el actor desconoce, de que algo va a pasar y está esperando que pase». Se dice con frecuencia que más que dirigir películas, Hitchcock, dirigía a los propios espectadores. Decía que el público era un gigantesco instrumento que el cineasta podía tocar a su antojo. Daba una gran importancia al subconsciente de los espectadores y al empleo de efectos subliminales. Para ello, el genio creativo de Hitchcock se expresa a través de una serie de efectos visuales o auditivos, de trucos sorprendentes destinados a hacer que el público quede sobrecogido o se ría nerviosamente. Fue un creador de efectos, criticados furiosamente por sus críticos porque le acusaban, aunque fuera exagerada la apreciación, de dedicar más tiempo, esfuerzo, medios y dinero a sus efectos que a la película. De hecho, en los años cuarenta, hubo muchos críticos que se quejaron de que recurría tanto a los trucos para ocultar su falta de inspiración. Empleó medios no utilizados hasta su tiempo, o de manera tan creativa que se pueden considerar a casi todas sus películas como experimentales.
Utilizaba la relación tiempo real-tiempo fílmico como en una única secuencia en La soga, o el único espacio en Náufragos, o la fotografía trucada, los decorados extraños (Salvador Dalí le diseñó los decorados para la secuencia del sueño de Recuerda), los montajes sorprendentes de imagen y sonido, las fantasías elaboradas a partir de trucos ópticos, de la multiplicación de lentes, la superposición de imágenes como la de Psicosis, cuando mezcla la cara de Anthony Perkins con la calavera de su madre, en un alarde de subliminalidad, o la utilización pionera de máquinas y artilugios e incluso algunas aves asesinas mecánicas para su película Los pájaros. Mediante otro tipo de efectos provocaba la complicidad del espectador, que quedaba preso en las redes de su montaje. Ya en 1926, en El vengador (The logder), una película muda, se basa en gran medida en una sucesión de efectos. Los espectadores intuían que alguien estaba detrás de las cámaras construyendo ficción para que ellos obtuvieran sensaciones. El truco más conocido de la película está destinado a mostrar la angustia de una familia normal y corriente cuya tranquilidad se ve perturbada por los inacabables paseos del misterioso inquilino del piso de arriba. Hitchcock construyó un «sonido visual», al ser cine mudo, haciendo construir un suelo de cristal y rodando desde abajo para que se «vieran» los pasos del asesino. Durante toda su vida como director experimentó recursos escénicos con el fin de envolver al espectador en la trama que él tejía minuciosamente, ya fuera incluyendo en un diálogo confuso reiteradamente y de forma clara la palabra «cuchillo» como en La muchacha de Londres (Blackmail 1929), en la que demostró que incluso los diálogos se podían montar con creatividad, la bombilla escondida en el vaso de leche en Sospecha (Suspicion, 1941), el empleo del «zoom» (artilugio que utilizan los directores de cine con poca frecuencia) en Vértigo (1958), o colocando tras la protagonista Janeth Leigh en Psicosis aves de presa disecadas mientras Norman Bates/Anthony Perkins le habla con movimientos parecidos a los de los pájaros sobre su madre, de forma tal que introducía al espectador subliminalmente en una atmósfera de muerte. El público se introduce en la atmósfera que crea Hitchcock en sus películas su rara facultad de envolverlo gracias a sus extraordinarias habilidades técnicas, cuando le entretiene con sus bromas macabras o con sus apariciones rápidas en casi todas las películas, o contando historias interesantes llenas de efectos espectaculares. Sin embargo, los efectos de Hictchock no estaban fuera de la trama, sobre todo tras su película Encadenados, no eran solamente efectos esporádicos con los que atrae al espectador, pues con frecuencia el truco marcaba toda la película, integrándose en el argumento, como ocurre con La ventana indiscreta en la que el protagonista, temporalmente inválido, está presente desde una ventana como observador en todo lo que ocurre en el film, o el estrangulamiento en el parque de atracciones de Extraños en un tren visto únicamente como un reflejo en las gafas de la víctima caídas en la hierba. Conocedor de las claves de la percepción Hitchcock tenía en cuenta que el espectador sabe que la heroína, y más si es la estrella de la película, va a ser salvada en el último segundo de las vías del tren en la que está atada. Por ello el ejemplo más sorprendente es el asesinato de Janet Leigh en Psicosis (Pycho, 1960), en la que la estrella es asesinada en la ducha cuando pasan solamente veinte minutos de película. Rompe los esquemas al espectador y ya puede seguir jugando con él en su próxima película.
A continuación presento aquí el mejor episodio a mi parecer de la serie